jueves, 12 de marzo de 2009

POEMAS DE PABLO NERUDA

ODA A CÉSAR VALLEJO

A la piedra en tu rostro,Vallejo,a las arrugasde las áridas sierrasyo recuerdo en mi canto,tu frentegigantescasobre tu cuerpo frágil,el crepúsculo negroen tus ojosrecién desencerrados,días aquéllos,bruscos,desiguales,cada hora teníaácidos diferenteso ternurasremotas,las llavesde la vidatemblabanen la luz polvorientade la calle,tú volvíasde un viajelento, bajo la tierra,y en la alturade las cicatrizadas cordillerasyo golpeaba la puertas,que se abrieranlos muros,que se desenrollaranlos caminos,recién llegado de Valparaísome embarcaba en Marsella,la tierrase cortabacomo un limón fraganteen frescos hemisferios amarillos,te quedabastúallí, sujetoa nada,con tu viday tu muerte,con tu arenacayendo,midiéndotey vaciándote,en el aire,en el humo,en las callejas rotasdel invierno.Era en París, vivíasen los descalabradoshoteles de los pobres.Españase desangraba.Acudíamos.Y luegote quedasteotra vez en el humoy así cuandoya no fuiste, de pronto,no fue la tierrade las cicatrices,no fuela piedra andinala que tuvo tus huesos,sino el humo,la escarchade París en invierno.Dos veces desterrado,hermano mío,de la tierra y el aire,de la vida y la muerte,desterradodel Perú, de tus ríos,ausentede tu arcilla.No me faltaste en vida,sino en muerte.Te buscogota a gota,polvo a polvo,en tu tierra,amarilloes tu rostro,escarpadoes tu rostro,estás llenode viejas pedrerías,de vasijasquebradas,subolas antiguasescalinatas, tal vezestés perdido,enredadoentre los hilos de oro,cubiertode turquesas,silencioso,o tal vezen tu pueblo,en tu raza,granode maíz extendido,semillade bandera.Tal vez, tal vez ahoratransmigresy regreses,vienesal finde viaje,de maneraque un díate verás en el centrode tu patria,insurrecto,viviente,cristal de tu cristal, fuego en tu fuego,rayo de piedra púrpura.

PLENOS PODERES

A puro sol escribo, a plena calle, a pleno mar, en donde puedo canto, sólo la noche errante me detiene pero en su interrupción recojo espacio, recojo sombra para mucho tiempo.El trigo negro de la noche crecemientras mis ojos miden la praderay así de sol a sol hago la llaves:busco en la oscuridad las cerradurasy voy abriendo al mar las puertas rotashasta llenar armarios con espuma.Y no me canso de ir y de volver, no me para la muerte con su piedra, no me canso de ser y de no ser.A veces me pregunto si de dónde, si de padre o de madre o cordillera heredé los deberes minerales,los hilos de un océano encendidoy sé que sigo y sigo porque sigoy canto porque canto y porque canto.No tiene explicación lo que acontece cuando cierro los ojos y circulo como entre dos canales submarinos, uno a morir me lleva en su ramaje y el otro canta para que yo cante.Así pues de no ser estoy compuesto y como el mar asalta el arrecife con cápsulas saladas de blancura y retrata la piedra con la ola, así lo que en la muerte me rodea abre en mí la ventana de la vida y en pleno paroxismo estoy durmiendo.A plena luz camino por la sombra.


ODA A LA MANZANA

A ti, manzana,quierocelebrartellenándomecon tu nombrela boca,comiéndote.Siempreeres nueva como nadao nadie,siemprerecién caídadel Paraíso:plenay puramejilla arreboladade la aurora!Qué difícilessoncomparadoscontigolos frutos de la tierra,las celulares uvas,los mangostenebrosos,las huesudasciruelas, los higossubmarinos:tú eres pomada pura,pan fragante,quesode la vegetación.Cuando mordemostu redonda inocenciavolvemospor un instantea sertambién recién creadas criaturas:aún tenemos algo de manzana.Yo quierouna abundanciatotal, la multiplicaciónde tu familia,quierouna ciudad,una república,un río Mississippide manzanas,y en sus orillasquiero vera todala poblacióndel mundounida, reunida,en el acto más simple de la tierra:mordiendo una manzana.


ODA A DON JORGE MANRIQUE

Adelante, le dije,y entró el buen caballerode la muerte.Era de plata verdesu armaduray sus ojoserancomo el agua marina.Sus manos y su rostroeran de trigo.Habla, le dije, caballeroJorge,no puedooponer sino el airea tus estrofas.De hierro y sombra fueron,de diamantesoscurosy cortadasquedaronen el fríode las torresde España,en la piedra, en el agua,en el idioma.Entonces, él me dijo:«Es la horade la vida.Aysi pudieramorder una manzana,tocar la polvorosasuavidad de la harina.Ay si de nuevoel canto…No a la muertedaríami palabra…Creoque el tiempo oscuronos cegóel corazóny sus raícesbajaron y bajarona las tumbas,comieroncon la muerte.Sentencia y oración fueron las rosasde aquellas enterradasprimaverasy, solitario trovador,anduvecallado en las moradastransitorias:todos los pasos ibana una solemneeternidadvacía.Ahorame pareceque no está solo el hombre.En sus manosha elaboradocomo si fuera un duropan, la esperanza,la terrestreesperanza».Miré y el caballero de piedra era de aire.Ya no estaba en la silla.Por la abierta ventana se extendían las tierras, los países, la lucha, el trigo, el viento.Gracias, dije, don Jorge, caballero. Y volví a mi deber de pueblo y canto.


LA PREGUNTA

Amor, una preguntate ha destrozado.
Yo he regresado a tidesde la incertidumbre con espinas.
Te quiero recta comola espada o el camino.
Pero te empeñas en guardar un recodo de sombra que no quiero.
Amor mío,compréndeme, te quiero toda, de ojos a pies, a uñas, por dentro, toda la claridad, la que guardabas.
Soy yo, amor mío,quien golpea tu puerta.No es el fantasma, no esel que antes se detuvoen tu ventana.Yo echo la puerta abajo:yo entro en toda tu vida:vengo a vivir en tu alma:tú no puedes conmigo.
Tienes que abrir puerta a puerta, tienes que obedecerme, tienes que abrir los ojos para que busque en ellos, tienes que ver cómo ando con pasos pesadospor todos los caminos que, ciegos, me esperaban.
No me temas, soy tuyo, perono soy el pasajero ni el mendigo, soy tu dueño, el que tú esperabas, y ahora entroen tu vida,para no salir más,amor, amor, amor,para quedarme.

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