lunes, 26 de octubre de 2009

ANALISIS MARIANA LA TIGRERA



ARGUMENTO

La historia trata de una chava llamada Celeste que como en todo vida suele pasar y si uno de hombre esta casado desearia que le pasara, esta chava se interesa por el, sale con el, y eso que ya esta casado,y siempre se miran a escondidas de la esposa, luego de tanto estar juntos deciden vivir juntos, aquel se divorcia de su esposa y se va con ella, al principio todo es color de rosa, pero ya al pasar de los dias se da cuenta que las cosas cambian y ella se empieza a desesparar hasta separarse, es decir ese fuego que de novios a escondidas existio se apago.

CONFLICTO

Cuando al empezar a compartir a diario cada dia de la semana, se da cuenta que las cosas no son como ella pensaba y empiezan los disgustos.

SECUENCIAS

Se inicia con una situacion euforia, porque al principio todo esta bien, termina con una situacion disforica, por el bienestar que se tenia, esa convivencia, esa felicidad se apaga.

OPOSICIONES

Se empieza con enojos
lo que va desatando cierta furia
que a la vez se convierte en tisteza
que lleva a la reflexion
todo ligado con momentos de felicidad y desdicha

PERSONAJES

La chava llamada Celeste es la principal sin duda, ya que todo gira a su alrededor, el traido Marco va en un segundo personaje ya que realza el papel de la chava, quien vive y sueña.

TIEMPO

Esta escrito en tiempo actual

ESPACIO

Una vida establecida en los multifamiliares
de la zona 21, en donde todos se concocen
El parque central, en donde ella y el se veian
talvez despues del trabajo, cuando cae la tarde,
bajo la luz de la luna viendo pasar a la gente,
platicando tomando un vaso de atol, dandose esos
besos de puro amor y de infedelidad que los dos
saben, y el llega tarde solo con la unica respuesta
que todos los hombres bien sabemos,
-habia cola-

DENOTATIVO

La seguridad confianza, respeto y sobre todo amor, que asi como Celeste buscan en un hombre, que muchas veces nosotros no sabemos que tenemos esas cualidades y que las podemos ofrecer, pero que asi como ellas se aferran a eso y se enamoran de uno.

CONNOTATIVO

Los sueños que Celeste tuvo que se aferro tanto a ello sin saber que iva a sufrir, y como el esposo se dio cuenta de los errores que cometió con su esposa hasta el punto de divorciarse, y que ya es tarde de pedir perdón.

PROPUESTA IDEOLOGICA

Me parece que esta ligado a la mujer, a sus sueños, a los cuales se aferra tanto, sin saber que saldra lastimada, o sin saber que las cosas al pasar de los tiempos seran diferente, tambien de los errores que el hombre comete al enamorarse de otra persona y no valorar lo que ya tiene.

martes, 6 de octubre de 2009

Pais Desnudo de Gustavo Bracamonte

El poemario de Gustavo Bracamonte, se titulo Pais Desnudo, la presentación tuvo lugar en el Centro Cultural Luis Cardoza y Aragón a las 18:30.

La presentacion me gusto, soy claro al decir, nunca había asistido a la presentación de un libro de poemas, por lo tanto no se como decir si estuvo bien o mal.

La declamacion de los poemas del maestro Gustavo Bracamonte, con todo respeto y disculpen si ofendo a alguien, pero creo que pudieron hacerlo mejor, ponerle mas sentimiento, no se si esa es su manera de hacerlo, pero si creo que falto interés.

Creo que tendría que tener en mis manos el libro para entender mejor la poesía que Gustavo Bracamonte escribió, porque no logre captar en esencia un poema que llamo mucho mi atención –hojas de agua sobre la calle- es que casi no lo entendí por la forma en que los estaba declamando el poeta Armando Rivera.

Es bueno que inviten a estudiantes como nosotros a estas presentaciones, de esta manera uno va conociendo un poco mas acerca de la poesía.

Soy sincero al decir que una de las cosas que no me gusto fue el coctel, pudo estar mejor.

ENTREVISTA MALACATES


Creo que quedo claro ver que no es necesario estar en un sexto semestre o en un octavo para realizar una presentacion que tenga tal grado de dificultad como lo es una entrevista a un grupo de musica muy conocido por los estudiantes y no solo por ellos sino por todas las personas del pais y tambien a nivel internacional.

El segundo semestre de periodismo lo hizo bien, creo que las preguntas fueron bien redactadas la escenografia tambien, un aspecto que fallo y bueno falla en casi toda presentacion creo, es lo que a lo tecnico se refiere, al video, pero lograron salir, el dinamismo no fallo y fue parte esencial para que todos los que asistieron estuviera siempre al pendiente de lo que cada uno de ellos fuera a decir.

No soy un gran critico pero a mi me parecio muy bien la actividad que los compañeros realizaron, no queda mas que decir que "bravo muchá felicitaciones, sigan adelante" solo que a la proxima deberian de utilizar un lugar mas grande, porque ya no habia mucho espacio, pero eso es lo que se logra cuando las presentaciones son buenas

martes, 22 de septiembre de 2009

Caracteristicas y Desarrollo del Modernismo

Desarrollo del Modernismo:

En el desarrollo del modernismo, es posible identificar los siguientes momentos: v Iniciación: La primera generación modernista (1882-1896). José Martí y Manuel Gutiérrez Nájera inician un trabajo de actualización de la lengua, principalmente en la prosa, aunque también en el verso, muy fijos al modelo español. v Culminación: En 1888, Rubén Darío publica su libro Azul. En esta época ya se habían realizado grandes innovaciones en la palabra poética. Por medio de su obra en Chile, Argentina y España, Darío realiza una tarea excepcional, que consolida el Modernismo como movimiento continental y se convierte en su síntesis más brillante, tanto en América como en España. En 1896 se edita Prosas Profanas, el libro de Darío que oficializa el Modernismo en Hispanoamérica. v Continuación: La segunda generación modernista. Consagrado Rubén Darío como jefe de la escuela del Modernismo, cuando ya los iniciadores habían muerto prematuramente, los escritores de esta segunda generación continuarían la obra con sus aportes personales. Ellos son, entre otros, Leopoldo Lugones, Ricardo Jaimes Freyre, Amado Nervo, y Julio Herrera y Reissig.

Características del Modernismo:

Se pueden establecer los siguientes rasgos del Modernismo: ¨ Amplia libertad creadora. ¨ Sentido aristocrático del arte. Rechazo de la vulgaridad. ¨ Perfección formal. ¨ Cosmopolitismo: el poeta es ciudadano del mundo, está por encima de la realidad cotidiana ¨ Actitud abierta hacia todo lo nuevo.

¨ Correspondencia de las artes (aproximación de la literatura hacia la pintura, la música, la escultura).

¨ Gusto por los temas exquisitos, pintorescos, decorativos y exóticos. Se constituyen como temas la mitología, la Grecia antigua, el Oriente, la Edad Media, etc. ¨ Práctica del impresionismo descriptivo (descripción de las impresiones que causan las cosas y no las cosas mismas).

¨ Renovación de los recursos expresivos: supresión de vocablos gastados por el uso; inclusión de vocablos musicales y de uso poco frecuente; simplificación de la sintaxis; aprovechamiento de las imágenes visuales; etc. ¨ Renovación de la versificación: se le dio flexibilidad al soneto. Se prefirieron la versificación irregular, el verso libre y la libertad estrófica, que dio a la silva variedades desconocidas.

POEMA DE RUBEN DARíO

Ruben Darío nació en Metapa, Nicaragua, en el año 1867. Su verdadero nombre era Félix Rubén García Sarmiento.
CALUMNIA

Puede una gota de lodo
sobre un diamante caer;
puede también de este modo
su fulgor oscurecer;
pero aunque el diamante todo
se encuentre de fango lleno,
el valor que lo hace bueno
no perderá ni un instante,
y ha de ser siempre diamante
por más que lo manche el cieno.


No se por quien o a quien baso este poema, a mi se me hace claro ver que va escrito para alguien al cual le levantan falsos, y no es asi pues es una persona humilde y de buenas acciones, muchas veces nosotros los seres humanos a esas personas que son generosas, tratamos de hacerlos quedar mal y digo nosotros, porque quien no lo ha hecho, pero demostrando esas personas por mas que uno hable de ellas y de su personalidad, por dentro seguiran siendo igual de sinceras y honestas, y nadie los va a cambiar, este poema me recuerda tambien a un refran que se usa mucho y ya tiene tiempo de andar de boca en boca por todos y es aquel que dice -aunque la mona se vista de seda mona se queda- un poco de comparacion creo solo que este va mas hacia alguien que trata de cambiar su personalidad, mientras que el otro va dirijido a aquellos de los cuales por mas que hablen y critiquen siempre estaran alli sobresaliendo.

domingo, 30 de agosto de 2009

PARQUE ENRIQUE GOMEZ CARRILLO

PARQUE CONCORDIA

Este parque ya tiene mucho de existir, no quiero entrar en detalles de cuando se contruyo quien era el presidente porque veo que aunque si hay mucha historia que decir creo que las anecdotas, las vivencias que cada persona de este bello pais ha vivido son mas que suficientes.

Yo con toda sinceridad no sabia que este parque se llamaba asi, lo conocí y lo conozco aun como parque concordia, y quien no lo conoce asi, cuando yo era niño no vivia vivo aun a tres cuadras del parque, en fin me pegaba mucho a mi abuelo porque el se iva a lustrar los zapatos debajo de un gran arbol y se ponia a platicar con sus cuates, ami me dejaba sueltas las riendas y yo que hacia me ponia a jugar pelota con todos los patojo que alli estaban, nos poniamos a jugar con una pelota de plastico, como siempre como buenos patojos chuleabamos a las chavas que ahi pasaban deciamos una que otra mala palabra, y la tarde se nos iva entre risas y maltratos, yo creo que no era el unico que disfrutaba ir al parque a eso de las cuatro de la tarde para ir a echar una chamusca con todo el patojal que llegaba, aunque sin conocerlos, nos faltaba mas que el ajuston de 1.50 ó 2.00 quetzales para comprar una pelota de plastico donde doña paty, muchas veces ni poniamos dinero tan solo unos cuantos se ponian a pedir pisto y ya estabamos hechos una pelota y a jugar, en varias ocasiones que como suele pasar me quedaba sin zapatos, mi mama me regañaba y me pegaba, si es cierto yo lloraba porque negarlo, pero de los zinchazos sino de saber que no tenia con que ir a jugar, pero como estaba pequeño la astucia no me fallaba y me encaramaba a un árbol solo para ver a Carlos "Chispa" si ese payaso que en la esquina de 6av. y 15 calle, nos entretenia a todos niños, jovenes, mujeres, taxistas, todo el que queria reirse se acercaba, y uno nunca se salvaba de que los molestaran, una ves le pregunte a mi abuelo porque tanta gente miraba a Carlos Chispa, el me respondió -ha mijo es que ese como chinga, y todos esos que miras son aqueos que no hacen nada huevones que ni trabajan, no como uno que trabaja y viene a descansar al parque-.


Con esto a lo que quiero llegar es que cada persona tiene algo que contar, quien no iva a trincar a su novia ahi, yo lo hice, quienes a lo mejor no vieron a la novia con el otro ahi mismo donde siempre se juntaban, eso no me paso. o talvez quien no se agarro a golpes con otro, cuantas personas se declararon en esas bancas, a cuantos los mandaron a volar bajo la sombra de los arboles, quien no hizo el del uno en los arboles y el guardian los corrió con piedras, quien no se cayo en medio de la gente, cuantos lustradores trabajaron ahi, cuanto policia no iva a dormir a plena tarde, cuanto bolito no paso la noche ahi, son tantas las historias que hacen que ese parque sea parte de cada uno de nosotros, y no lo deberian de destruir, yo creo que el alcalde deberia de oir a cada ciudadano y escuchara diferentes anecdotas, se dara cuenta que invadirlo o quitarlo seria lo peor que nos harian a nosotros, porque quien sabe a lo mejor usted señor alcalde cuando estaba mas joven paso por el parque concordia compro su cafe de quetzal un su pan con frijol y miro la chamusca o talvez se fue de chute a ver al payaso.

Señor alcalde pongase la mano en la conciencia y no elimine el parque ni lo destruya ni lo invada, toda guatemala se lo pide porfavor, tampoco quite las ventas de la 6ta, porque dañaria nuestro patrimonio nuestra tradicion, si tanto le afecta la basura que hacen los vendedores, ponga uno buenos basureros y hable con el comite de vendedores para que no hagan basura y la depositen en su lugar y porfavor no se le ocurra pasar el transmetro por la 6ta si bien es cierto los tiempos cambias y la tecnologia va avanzando, pero si eso se da en otros paises que no se de aqui en donde lo poco que tenemos lo cuidamos y nos gusta vivir como estamos.

martes, 18 de agosto de 2009

LA LITERATURA ES MOLDEADA POR LA HISTORIA

LA LITERATURA ES MOLDEADA POR LA HISTORIA

Si es claro ver que la literatura en Guatemala esta muy influenciada por cosas ajenas a la belleza, sino mas bien la inspiracion viene de la violencia, las mujeres y las armas.

Pero creo, a mi entender es que si bien la poesia en Guatemala esta muy apegada a la realidad que se vive, un dato muy curioso podria decirse, es que la mayoria somos jovenes, digo somos porque yo me identifico muchas veces con esta poesia, ya que es de mi edad, muchas veces se maneja por asi decirlo, una poesia dificil de captar por las personas de mayor edad, (sin ofender a nadie), y es raro ver cuando alguien de mayor edad se identifica con estas letras, que son el producto de años de lucha contra los embestimientos que ha tenido que vivir el pais, ya que cada año que pasa van creciendo y con ello la influencia de lo que los rodea lo cual hace que escriban lo que ven y viven

ESCRIBIR ES UN ACTO SOCIAL

Soy joven, no llego ni a una arroba de años, pero al leer este articulo, desde mi punto de vista, no importandome la opinion de los demas en lo que a este tema se refiere, para mi para mi, escribir si es un acto social.

Pero porque, se que no soy un nerd para saber toda la historia y todos los acontecimientos literarios que han pasado en Guatemala asi como en el mundo, pero con todo lo aprendido y me han enseñado aclaro que si es un acto social, porque que mejor manera de demostrar la realidad en letras aunque sea a escondidad, con miedo a ser descubiertos, con un temor a ser encarcelados, solo por contar, informar a tráves de letras con sabor a libertad, con pensamientos que viajan mas alla de la imaginación, sin barreras y sin peros, para que cada persona, cada lector, cada complicé vea la realidad que se vive

LA LITERATURA GUATEMALTECA VA AL INTERNET

Ahora con este medio masivo si es cierto, es mucho mas fácil y más accesible el ver todo tipo de literatura con solo un clik, sin olvidar que la velocidad hace que realizar una tarea sea mucho mas facil, el unico pero hasta el momento que yo veo, todos tienen una computadora, hay internet pero para algunas persona es muy dificil conseguirlo para tenerlo en casa y no estar saliendo a un cafe, pero como la tencologia evoluciona rapidamente esperemos que internet en casa sea mas accesible, asi de esta manera todos podamos compartir las letras que nos identifican

lunes, 27 de julio de 2009

Camino Al Revés

Humberto Ak´abal

De vez en cuando camino al revés:
es mi modo de recordar.
Si caminara sólo hacia delante,
te podría contar cómo es el olvido.
Cuando uno lee este poema, a lo mejor uno en ese mismo instante se pone a meditar sobre aquellos bellos momentos que ha vivido, bueno a veces malos y a veces buenos, pero ahi esta para verlos cuando uno quiera "caminando al reves" recordando ese pasado que nos hace porque no decirlo a veces suspirar o reir, se que en la vida no todos los recuerdos son buenos, y solo "caminando hacia adelante" es como un puede obviarlos incluso hasta olvidarlos.
Este poema se asemejaza en como uno cuando recuerda vuelve al pasado, hacia atras, pero cuando lo que quiere es olvidar siempre tiene que estar viendo adelante.

Poesía De Lo Propio

Maya Rossana Cú Choc


Nací mujer
predestinada
al llanto
desde siempre
bebí palabras
sumergidas en sueños
en mis dos países
hubo muros que
aún quiero derribar
-botar piedras de siglos
no es fácil
para cuatro niñas
de cinco años -
en mis dos países
aprendí a amar
a las de mi piel
de mi voz
de mi cuerpo
de mis lenguas
nunca encontré
mi camino
lo sigo buscando
nací mujer
nací sola
crecí sola
sigo
sola


Ella habla en su poema que desde pequeña ya sabia que iba a sufrir debido a sus raices, solo iva a ir creciendo con palabras, con promesas que nunca se harian realidad, ella logra conocer que esta en dos mundos distintos, y en uno no era aceptada, y como lograrlo si esa pared que divide estos dos mundos, no es de ahora, ya que ha sido desde siempre, sin embargo ella nunca se olvido de sus raices de donde vino donde crecio, ni de la tierra que un dia la vio nacer y crecer, ya que aun siendo mujer y siendo rechazada logro salir adelante.

esto se asemeja a nuestra realidad, como menospreciamos hasta ignoramos a los pueblos indigenas, y son cosas que duelen, sin embargo ella a pesar de toda la tribulacion que afronto logro salir adelante sin ayuda de nadie.

lunes, 13 de julio de 2009

Poema de literatura Guatemalteca

Dina Posada

Dina Posada nació en San Salvador, El Salvador en 1946 y vive en Guatemala desde 1970. Tiene la ciudadanía salvadoreña y la guatemalteca.

CLIMATERIO

Pronto se romperá la cadencia
que sostienen mis días lunares
encanecerán mis venas
mi talle tendrá voz
de verano acabado

cálidos destellos
llevarán el paso a mis horas

-no agobies el gesto
mi universo rebasa
los límites de mi cuerpo-

Despéñate en el tiempo
que me bebe
muerde esta vida
que me corre sin freno
reparte tus dedos
en la plenitud de mi tacto

La lumbre de mi lento atardecer
será faro de recios brazos
en las arrugas de tu aliento

Me atrae la manera en la que escribe esta literaria, con este poema climaterio, como llama a la noche para que la arruye, la abraze, por otra parte ya leendolo bien y al ver su demas poesia me parecio que ella llamaba a alguien para que bajo la caida del atardecer llegara la tomara entre sus brazos y la hiciera suya me parece muy bueno

martes, 5 de mayo de 2009

video, Espero de Mario Benedetti




Este es el video que se realizo con el poema de Mario Benedetti.
Espero que sea de su agrado.

viernes, 24 de abril de 2009

FORO LEYENDAS DE GUATEMALA



El foro leyendas de Guatemala fue organizado por el septimo semestre de licenciatura de la escuela de ciencias de la comunicacion, inicio a las cinco y media con los acto protocolarios del evento, este foro trato sobre esas historias mas que historias leyendas que de niños nos aterrorizaban bastante y ahora de grandes aun creemos en ellas y creo que un poco mas porque es a uno de adulto cuando mas se le aparecen estos personajes que aun no lo admitamos al caer la noche llegamos a creer que estan a la vuelta de la esquina y como no nos va a dar miedo el solo escuhar a la llorona o ver a la siguanaba...


LA LLORONA




Cuentan que la Llorona es el alma en pena de una mujer despojada de sus hijos, por eso su llanto errabundo. En algunos relatos aparece una mujer enloquecida quien no aguantó la miseria, acabando con ella y sus hijos. Entonces el alma quedó vagando por los pueblos, preguntando por sus hijos y lamentando su tragedia.
La Llorona es pues, independientemente de las circunstancias y variantes que cada región le de a su identidad, un mito genérico de los que personifican a un espíritu de una madre en pena.

LA SIGUANABA




Según lo que cuenta la leyenda, todos los trasnochadores están propensos a encontrarla. Sin embargo, persigue con más insistencia a los hombres enamorados, a los Don Juanes que hacen alarde de sus conquistas amorosas. A estos, la Siguanaba se les aparece en cualquier tanque de agua en altas horas de la noche, o a orillas de ríos según otras versiones. La ven bañándose con guacal de oro y peinando su hermoso cabello negro con un peine del mismo metal, su bello cuerpo se trasluce a través del camisón.

Dicen las tradiciones que el hombre que la mira se vuelve loco por ella. Entonces, la Siguanaba lo llama, y se lo va llevando hasta un barranco. Enseña la cara cuando ya se lo ha ganando, su rostro se vuelve como de muerta, sus ojos se salen de sus cuencas y se tornan rojos como si sangraran,su antes tersa y delicada piel se torna arrugada y verduzca, sus uñas crecen y suelta una estridente risa que paraliza de terror al que la escucha. Para no perder su alma, el hombre debe morder una cruz o una medallita y encomendarse a Dios. Otra forma de librarse del influjo de la Siguanaba, consiste en hacer un esfuerzo supremo y acercarse a ella lo más posible, tirarse al suelo cara al cielo, estirar la mano hasta tocarle el pelo, y luego halárselo. Así la Siguanaba se asusta y se tira al barranco. Otras versiones dicen que debe agarrarse de una mata de escobilla, y así, cuando ella tira de uno, al agarrase la víctima de la escobilla, ella siente que le halan el pelo. Esta última práctica es más efectiva, ya que es el antídoto propio que contrarresta el poder maléfico de esta mujer mágica. Un método funcional al observar a una mujer en el río sin saber si es la Siguanaba, consiste en gritar tres veces seguidas: "No te vas a ir María pata de gallina"; si es la Siguanaba se asustará y se lanzará al barranco, si no era ella te dirán que sos un loco; pero se te pasara el susto. Toma las precauciones del caso de lo contrario no te preguntes si algún día te dicen que fuieste jugado por la Siguanaba.

EL CADEJO



Según las leyendas en Guatemala, es un animal fantásmagórico que aparece en suelo guatemalteco. La versión más conocida de este animal es la de forma de un perro de color negro y ojos rojos que pareciera tienen fuego. Se cree que cuida a aquellos que se embriagan y deambulan por las noches ayudándoles a encontrar el camino a casa o bien durmiendo cerca de ellos para evitar les roben o dañen. Las otras versiones refieren que este ser tiene dualidad, el negro y blanco, este último cuida de mujeres en el mismo estado físico, sin embargo éstos son rivales y no pierden oportunidad de agredirse, aunque se narra que se han unido para salvaguardar a sus protegidos de otro espectro como La Llorona, Siguanaba o de algún maleante.

EL SOMBRERON

El Sombrerón, también llamado Tzitzimite, es un personaje mitológico de las Leyendas Guatemaltecas. Es representando como un enano que lleva consigo un enorme sombrero, dando serenatas a las mujeres que elige les trenza el pelo en la noche y tratando de que se vayan con él formando parte de la amplia gama de almas perdidas por este ente. Carga una guitarra y viaja en una mula que lleva carbón. Es un ranchero del norte de México, que cante rancheras y enloquece a todos,especialmente a las mujeres por su encantador sombrero de ranchero. Es uno de los últimos vestigios de la "Pequeña Latinoamérica".



Celso Lara en su descripción de la leyenda "Lágrimas del Sombrerón", en su libro "Por los viejos Barrios de la Ciudad de Guatemala" refiere:

"...Cosa rara en verdad era este carbonero: pequeñísimo, vestido de negro y con un cinturón brillante que redeaba su cuerpo menudo. Impecables botines de charol calzaban sus pies, en los aules un par de espuelas plateadas salpicaban luz en la oscuridad. Al hombro una guitarra de cajeta(...) y sobre su cabeza un enorme sombrero de alas anchas que casi lo oculta por completo"

Y es que las historias son muchas, el evento conto con la participacion deL lic. Haroldo Rodas y la doctora Gladys Tobar a excepcion del lic. Celso Lara que no estuvo presente en la actividad, los panelistas hablaron sobre las leyendas como nacieron y en que lugares aparecian, tambien mencionaron la institucion que se encarga de ver todos estos sucesos que es el Centro de Estudios Folkloricos (CEFOL).

Ya para finalizar se realizo un segmento de preguntas a mi parecer muy malo ya que el publico en este caso la mayoria de estudiantes y demas personas teniamos que hacer a los profesionales, pero un personaje se le podria decir realizo dos preguntas que abarcaron bastante tiempo y ademas eran sin sentido lo cual dejo que el tiempo se agotara y que uno ya no preguntara.

Asi fue como se termino el evento con las palabras por parte del representante de la Escuela de Ciencias de la Comunicacion, quien nos recordo nuevamente que las leyendas no mueren si no que viven cada dia mas, cuando al caer el alba uno pensando en la llorona o la siguanaba dice muy buenas noches.

jueves, 19 de marzo de 2009

EsperoTe espero cuando la noche se haga día,suspiros de esperanzas ya perdidas.No creo que vengas, lo sé,sé que no vendrás.Sé que la distancia te hiere,sé que las noches son más frías,Sé que ya no estás.Creo saber todo de ti.Sé que el día de pronto se te hace noche:sé que sueñas con mi amor, pero no lo dices,sé que soy un idiota al esperarte,Pues sé que no vendrás.Te espero cuando miremos al cielo de noche:tu allá, yo aquí, añorando aquellos díasen los que un beso marcó la despedida,Quizás por el resto de nuestras vidas.Es triste hablar así.Cuando el día se me hace de noche,Y la Luna oculta ese sol tan radiante.Me siento sólo, lo sé,nunca supe de nada tanto en mi vida,solo sé que me encuentro muy sólo,y que no estoy allí.Mis disculpas por sentir así,nunca mi intención ha sido ofenderte.Nunca soñé con quererte,ni con sentirme así.Mi aire se acaba como agua en el desierto.Mi vida se acorta pues no te llevo dentro.Mi esperanza de vivir eres tu,y no estoy allí.¿Por qué no estoy allí?, te preguntarás,¿Por qué no he tomado ese bus que me llevaría a ti?Porque el mundo que llevo aquí no me permite estar allí.Porque todas las noches me torturo pensando en ti.¿Por qué no solo me olvido de ti?¿Por qué no vivo solo así?¿Por qué no solo....

este fue el versona de mario benedetti seleccionado para el video

jueves, 12 de marzo de 2009

POEMAS DE OLIVERIO GIRONDO

A MI

Los más oscuros estremecimientos a míentre las extremidades de la nochelos abandonos que crepitancuanto vino a mí acompañadopor los espejismos del deseolo enteramente terso en la penumbralas crecidas menores ya con lunaaunque el ensueño ulule entre mandíbulas transitoriaslas teclas que nos tocan hasta el hueso del gritolos caminos perdidos que se encuentranbajo el follaje del llanto de la tierrala esperanza que espera los trámites del trancepor mucho que se apoye en las coyunturas de lo fortuitoa mí a mí la plena íntegra bella a mí hórrida vida

ALTA NOCHE

De vértices quemadosde subsueño de cauces de preausencia de huracanados rostros que trasmigrande complejos de niebla de gris sangrede soterráneas ráfagas de ratas de trasfiebre invadidacon su animal doliente cabellera de líbidosu satélite angoray sus ramos de sombras y su aliento que entrecorre las algas del pulso de lo inmóvildesde otra arena oscura y otro ahora en los huesosmientras las piedras comen su moho de anestesia y los dedos se apagan y arrojan su cenizadesde otra orilla prófuga y otras costas refluye a otro silencioa otras huecas arteriasa otra grisurarefluyey se desqueja.

CANSANCIO

Y de los replanteosy recontradiccionesy reconsentimientos sin o con sentimiento cansadoy de los repropósitosy de los reademanes y rediálogos idénticamente bostezablesy del revés y del derechoy de las vueltas y revueltas y las marañas y recámaras y remembranzas y remembranas de pegajosísimos labiosy de lo insípido y lo sípido de lo remucho y lo repoco y lo remenosrecansado de los recodos y repliegues y recovecos y refrotes de lo remanoseado y relamido hasta en sus más recónditos reductosrepletamente cansado de tanto retanteo y remasajey treta terca en tetasy recomienzo erectoy reconcubitedioy reconcubicórneo sin remedioy tara vana en ansia de alta resonanciay rato apenas nato ya árido tardo graso dromedarioy poro locoy parco espasmo enanoy monstruo torvo sorbo del malogro y de lo pornodrásticocansado hasta el estrabismo mismo de los huesosde tanto error errantey queja quenay desatino tísicoy ufano urbano bípedo hidefaloescombro caminantepor vicio y sino y tipo y líbido y oficiorecansadísimode tanta tanta estanca remetáfora de la náuseay de la revirgísima inocenciay de los instintitos perversitosy de las ideítas reputitasy de las ideonas reputonasy de los reflujos y resacas de las resecas circunstanciasdesde qué mares padresy lunares mareas de resonancias huecasy madres playas cálidas de hastío de alas calmassempiternísimamente archicansadoen todos los sentidos y contrasentidos de lo instintivo o sensitivo tibioremeditativo o remetafísico y reartístico típicoy de los intimísimos remimos y recaricias de la lenguay de sus regastados páramos vocablos y reconjugaciones y recópulasy sus remuertas reglas y necrópolis de reputrefactas palabrassimplemente cansado del cansanciodel harto tenso extenso entrenamiento al engusanamientoy al silencio

POEMAS DE ALFONSINA STORNI

ALMA DESNUDA

Soy un alma desnuda en estos versos, Alma desnuda que angustiada y sola Va dejando sus pétalos dispersos. Alma que puede ser una amapola, Que puede ser un lirio, una violeta, Un peñasco, una selva y una ola. Alma que como el viento vaga inquieta Y ruge cuando está sobre los mares, Y duerme dulcemente en una grieta. Alma que adora sobre sus altares, Dioses que no se bajan a cegarla; Alma que no conoce valladares. Alma que fuera fácil dominarla Con sólo un corazón que se partiera Para en su sangre cálida regarla. Alma que cuando está en la primavera Dice al invierno que demora: vuelve, Caiga tu nieve sobre la pradera. Alma que cuando nieva se disuelve En tristezas, clamando por las rosas con que la primavera nos envuelve. Alma que a ratos suelta mariposas A campo abierto, sin fijar distancia, Y les dice: libad sobre las cosas. Alma que ha de morir de una fragancia De un suspiro, de un verso en que se ruega, Sin perder, a poderlo, su elegancia. Alma que nada sabe y todo niega Y negando lo bueno el bien propicia Porque es negando como más se entrega. Alma que suele haber como delicia Palpar las almas, despreciar la huella, Y sentir en la mano una caricia. Alma que siempre disconforme de ella, Como los vientos vaga, corre y gira; Alma que sangra y sin cesar delira Por ser el buque en marcha de la estrella.

DOLOR

Quisiera esta tarde divina de octubre pasear por la orilla lejana del mar; que la arena de oro, y las aguas verdes, y los cielos puros me vieran pasar. Ser alta, soberbia, perfecta, quisiera, como una romana, para concordar con las grandes olas, y las rocas muertas y las anchas playas que ciñen el mar. Con el paso lento, y los ojos fríos y la boca muda, dejarme llevar; ver cómo se rompen las olas azules contra los granitos y no parpadear; ver cómo las aves rapaces se comen los peces pequeños y no despertar; pensar que pudieran las frágiles barcas hundirse en las aguas y no suspirar; ver que se adelanta, la garganta al aire, el hombre más bello, no desear amar... Perder la mirada, distraídamente, perderla y que nunca la vuelva a encontrar: y, figura erguida, entre cielo y playa, sentirme el olvido perenne del mar

DOS PALABRAS

Esta noche al oído me has dicho dos palabras Comunes. Dos palabras cansadas De ser dichas. Palabras Que de viejas son nuevas. Dos palabras tan dulces que la luna que andaba Filtrando entre las ramas Se detuvo en mi boca. Tan dulces dos palabras Que una hormiga pasea por mi cuello y no intento Moverme para echarla. Tan dulces dos palabras ?Que digo sin quererlo? ¡oh, qué bella, la vida!? Tan dulces y tan mansas Que aceites olorosos sobre el cuerpo derraman. Tan dulces y tan bellas Que nerviosos, mis dedos, Se mueven hacia el cielo imitando tijeras. Oh, mis dedos quisieran Cortar estrellas.

POEMAS DE OCTAVIO PAZ

DOS CUERPOS

Dos cuerpos frente a frente son a veces dos olas y la noche es océano. Dos cuerpos frente a frente son a veces dos piedras y la noche desierto. Dos cuerpos frente a frente son a veces raíces en la noche enlazadas. Dos cuerpos frente a frente son a veces navajas y la noche relámpago. Dos cuerpos frente a frente son dos astros que caen en un cielo vacío.

EL DESCONOCIDO

La noche nace en espejos de luto. Sombríos ramos húmedos ciñen su pecho y su cintura, su cuerpo azul, infinito y tangible. No la puebla el silencio: rumores silenciosos, peces fantasmas, se deslizan, fosforecen, huyen. La noche es verde, vasta y silenciosa. La noche es morada y azul. Es de fuego y es de agua. La noche es de mármol negro y de humo. En sus hombros nace un río que se curva, una silenciosa cascada de plumas negras. La noche es un beso infinito de las tinieblas infinitas. Todo se funde en ese beso, todo arde en esos labios sin límites, y el nombre y la memoria son un poco de ceniza y olvido en esa entraña que sueña. Noche, dulce fiera, boca de sueño, ojos de llama fija y ávida, océano, extensión infinita y limitada como un cuerpo acariciado a oscuras, indefensa y voraz como el amor, detenida al borde del alba como un venado a la orilla del susurro o del miedo, río de terciopelo y ceguera, respiración dormida de un corazón inmenso, que perdona: el desdichado, el hueco, el que lleva por máscara su rostro, cruza tus soledades, a solas con su alma. Tu silencio lo llama, rozan su piel tus alas negras, donde late el olvido sin fronteras, mas él cierra los poros de su alma al infinito que lo tienta, ensimismado en su árida pelea. Nadie lo sigue, nadie lo acompaña. En su boca elocuente la mentira se anida, su corazón está poblado de fantasmas y el vacío hace desiertos los latidos de su pecho. Dos perros amarillos, hastío y avidez, disputan en su alma. Su pensamiento recorre siempre las mismas salas deshabitadas, sin encontrar jamás la forma que agote su impaciencia, el muro del perdón o de la muerte. Pero su corazón aún abre las alas como un águila roja en el desierto. Suenan las flautas de la noche. El mundo duerme y canta. Canta dormido el mar; ojo que tiembla absorto, el cielo es un espejo donde el mundo se contempla, lecho de transparencia para su desnudez. Él marcha solo, infatigable, encarcelado en su infinito, como un solitario pensamiento, como un fantasma que buscara un cuerpo.

FRENTE AL MAR

1 ¿La ola no tiene forma? En un instante se esculpe y en otro se desmorona en la que emerge, redonda. Su movimiento es su forma. 2 Las olas se retiran ?ancas, espaldas, nucas? pero vuelven las olas ?pechos, bocas, espumas?. 3 Muere de sed el mar. Se retuerce, sin nadie, en su lecho de rocas. Muere de sed de aire.

POEMAS DE SOR JUANA INES DE LA CRUZ

UNA FANTASIA CONTENTA

Deténte, sombra de mi bien esquivo,imagen del hechizo que más quiero,bella ilusión por quien alegre muero,dulce ficción por quien penosa vivo.Si al imán de tus gracias atractivosirve mi pecho de obediente acero,¿para qué me enamoras lisonjero,si has de burlarme luego fugitivo?Mas blasonar no puedes satisfechode que triunfa de mí tu tiranía;que aunque dejas burlado el lazo estrechoque tu forma fantástica ceñía,poco importa burlar brazos y pechosi te labra prisión mi fantasía.

EL MISMO ASUNTO

Feliciano me adora y le aborrezco;Lisardo me aborrece y yo le adoro;por quien no me apetece ingrato, lloro,y al que me llora tierno, no apetezco:a quien más me desdora, el alma ofrezco;a quien me ofrece víctimas, desdoro;desprecio al que enriquece mi decoroy al que le hace desprecios enriquezco;si con mi ofensa al uno reconvengo,me reconviene el otro a mí ofendidoy al padecer de todos modos vengo;pues ambos atormentan mi sentido;aquéste con pedir lo que no tengoy aquél con no tener lo que le pido.

DE AMOR

Cuando mi error y tu vileza veo,contemplo, Silvio, de mi amor errado,cuán grave es la malicia del pecado,cuán violenta la fuerza de un deseo.A mi misma memoria apenas creoque pudiese caber en mi cuidadola última línea de lo despreciado,el término final de un mal empleo.Yo bien quisiera, cuando llego a verte,viendo mi infame amor poder negarlo;mas luego la razón justa me advierteque sólo me remedia en publicarlo;porque del gran delito de querertesólo es bastante pena confesarlo.

POEMAS DE JOSE MARTI

ARBOL DE MI ALMA

Como un ave que cruza el aire claro Siento hacia mí venir tu pensamiento Y acá en mi corazón hacer su nido. Ábrese el alma en flor: tiemblan sus ramas Como los labios frescos de un mancebo En su primer abrazo a una hermosura: Cuchichean las hojas: tal parecen Lenguaraces obreras y envidiosas, A la doncella de la casa rica En preparar el tálamo ocupadas: Ancho es mi corazón, y es todo tuyo: Todo lo triste cabe en él, y todo Cuanto en el mundo llora, y sufre, y muere! De hojas secas, y polvo, y derruidas Ramas lo limpio: bruño con cuidado Cada hoja, y los tallos: de las flores Los gusanos del pétalo comido Separo: oreo el césped en contorno Y a recibirte, oh pájaro sin mancha Apresto el corazón enajenado!

ETERNA VIDA MIA

¡Dolor! ¡Dolor! eterna vida mía, Ser de mi ser, sin cuyo aliento muero! * * * Goce en buen hora espíritu mezquino Al son del baile animador, y prenda Su alma en las flores que el flotante lino De mujeres bellísimas engasta:? Goce en buen hora, y su cerebro encienda En la rojiza lumbre de la incasta Hoguera del deseo:? Yo, ?embriagado de mis penas,? me devoro, Y mis miserias lloro, Y buitre de mí mismo me levanto, Y me hiero y me curo con mi canto, Buitre a la vez que altivo Prometeo.

COPAS CON ALAS

Una copa con alas: quién la ha visto antes que yo? Yo ayer la vi. Subía con lenta majestad, como quien vierte óleo sagrado: y a sus bordes dulces mis regalados labios apretaba:? Ni una gota siquiera, ni una gota del bálsamo perdí que hubo en tu beso! Tu cabeza de negra cabellera ?Te acuerdas?? con mi mano requería, porque de mí tus labios generosos no se apartaran. ?Blanda como el beso que a ti me transfundía, era la suave atmósfera en redor: La vida entera sentí que a mí abrazándote, abrazaba! Perdí el mundo de vista, y sus ruidos y su envidiosa y bárbara batalla! Una copa en los aires ascendía y yo, en brazos no vistos reclinado tras ella, asido de sus dulces bordes: Por el espacio azul me remontaba! Oh amor, oh inmenso, oh acabado artista: en rueda o riel funde el herrero el hierro: una flor o mujer o águila o ángel en oro o plata el joyador cincela: Tú sólo, sólo tú, sabes el modo de reducir el Universo a un beso!

POEMAS DE PABLO NERUDA

ODA A CÉSAR VALLEJO

A la piedra en tu rostro,Vallejo,a las arrugasde las áridas sierrasyo recuerdo en mi canto,tu frentegigantescasobre tu cuerpo frágil,el crepúsculo negroen tus ojosrecién desencerrados,días aquéllos,bruscos,desiguales,cada hora teníaácidos diferenteso ternurasremotas,las llavesde la vidatemblabanen la luz polvorientade la calle,tú volvíasde un viajelento, bajo la tierra,y en la alturade las cicatrizadas cordillerasyo golpeaba la puertas,que se abrieranlos muros,que se desenrollaranlos caminos,recién llegado de Valparaísome embarcaba en Marsella,la tierrase cortabacomo un limón fraganteen frescos hemisferios amarillos,te quedabastúallí, sujetoa nada,con tu viday tu muerte,con tu arenacayendo,midiéndotey vaciándote,en el aire,en el humo,en las callejas rotasdel invierno.Era en París, vivíasen los descalabradoshoteles de los pobres.Españase desangraba.Acudíamos.Y luegote quedasteotra vez en el humoy así cuandoya no fuiste, de pronto,no fue la tierrade las cicatrices,no fuela piedra andinala que tuvo tus huesos,sino el humo,la escarchade París en invierno.Dos veces desterrado,hermano mío,de la tierra y el aire,de la vida y la muerte,desterradodel Perú, de tus ríos,ausentede tu arcilla.No me faltaste en vida,sino en muerte.Te buscogota a gota,polvo a polvo,en tu tierra,amarilloes tu rostro,escarpadoes tu rostro,estás llenode viejas pedrerías,de vasijasquebradas,subolas antiguasescalinatas, tal vezestés perdido,enredadoentre los hilos de oro,cubiertode turquesas,silencioso,o tal vezen tu pueblo,en tu raza,granode maíz extendido,semillade bandera.Tal vez, tal vez ahoratransmigresy regreses,vienesal finde viaje,de maneraque un díate verás en el centrode tu patria,insurrecto,viviente,cristal de tu cristal, fuego en tu fuego,rayo de piedra púrpura.

PLENOS PODERES

A puro sol escribo, a plena calle, a pleno mar, en donde puedo canto, sólo la noche errante me detiene pero en su interrupción recojo espacio, recojo sombra para mucho tiempo.El trigo negro de la noche crecemientras mis ojos miden la praderay así de sol a sol hago la llaves:busco en la oscuridad las cerradurasy voy abriendo al mar las puertas rotashasta llenar armarios con espuma.Y no me canso de ir y de volver, no me para la muerte con su piedra, no me canso de ser y de no ser.A veces me pregunto si de dónde, si de padre o de madre o cordillera heredé los deberes minerales,los hilos de un océano encendidoy sé que sigo y sigo porque sigoy canto porque canto y porque canto.No tiene explicación lo que acontece cuando cierro los ojos y circulo como entre dos canales submarinos, uno a morir me lleva en su ramaje y el otro canta para que yo cante.Así pues de no ser estoy compuesto y como el mar asalta el arrecife con cápsulas saladas de blancura y retrata la piedra con la ola, así lo que en la muerte me rodea abre en mí la ventana de la vida y en pleno paroxismo estoy durmiendo.A plena luz camino por la sombra.


ODA A LA MANZANA

A ti, manzana,quierocelebrartellenándomecon tu nombrela boca,comiéndote.Siempreeres nueva como nadao nadie,siemprerecién caídadel Paraíso:plenay puramejilla arreboladade la aurora!Qué difícilessoncomparadoscontigolos frutos de la tierra,las celulares uvas,los mangostenebrosos,las huesudasciruelas, los higossubmarinos:tú eres pomada pura,pan fragante,quesode la vegetación.Cuando mordemostu redonda inocenciavolvemospor un instantea sertambién recién creadas criaturas:aún tenemos algo de manzana.Yo quierouna abundanciatotal, la multiplicaciónde tu familia,quierouna ciudad,una república,un río Mississippide manzanas,y en sus orillasquiero vera todala poblacióndel mundounida, reunida,en el acto más simple de la tierra:mordiendo una manzana.


ODA A DON JORGE MANRIQUE

Adelante, le dije,y entró el buen caballerode la muerte.Era de plata verdesu armaduray sus ojoserancomo el agua marina.Sus manos y su rostroeran de trigo.Habla, le dije, caballeroJorge,no puedooponer sino el airea tus estrofas.De hierro y sombra fueron,de diamantesoscurosy cortadasquedaronen el fríode las torresde España,en la piedra, en el agua,en el idioma.Entonces, él me dijo:«Es la horade la vida.Aysi pudieramorder una manzana,tocar la polvorosasuavidad de la harina.Ay si de nuevoel canto…No a la muertedaríami palabra…Creoque el tiempo oscuronos cegóel corazóny sus raícesbajaron y bajarona las tumbas,comieroncon la muerte.Sentencia y oración fueron las rosasde aquellas enterradasprimaverasy, solitario trovador,anduvecallado en las moradastransitorias:todos los pasos ibana una solemneeternidadvacía.Ahorame pareceque no está solo el hombre.En sus manosha elaboradocomo si fuera un duropan, la esperanza,la terrestreesperanza».Miré y el caballero de piedra era de aire.Ya no estaba en la silla.Por la abierta ventana se extendían las tierras, los países, la lucha, el trigo, el viento.Gracias, dije, don Jorge, caballero. Y volví a mi deber de pueblo y canto.


LA PREGUNTA

Amor, una preguntate ha destrozado.
Yo he regresado a tidesde la incertidumbre con espinas.
Te quiero recta comola espada o el camino.
Pero te empeñas en guardar un recodo de sombra que no quiero.
Amor mío,compréndeme, te quiero toda, de ojos a pies, a uñas, por dentro, toda la claridad, la que guardabas.
Soy yo, amor mío,quien golpea tu puerta.No es el fantasma, no esel que antes se detuvoen tu ventana.Yo echo la puerta abajo:yo entro en toda tu vida:vengo a vivir en tu alma:tú no puedes conmigo.
Tienes que abrir puerta a puerta, tienes que obedecerme, tienes que abrir los ojos para que busque en ellos, tienes que ver cómo ando con pasos pesadospor todos los caminos que, ciegos, me esperaban.
No me temas, soy tuyo, perono soy el pasajero ni el mendigo, soy tu dueño, el que tú esperabas, y ahora entroen tu vida,para no salir más,amor, amor, amor,para quedarme.

RIMAS DE GUSTAVO ADOLFO BECQUER

RIMA 1

Cuando miro el azul horizonte perderse a lo lejosa través de una gasa de polvo dorado e inquieto,me parece posible arrancarme del mísero suelo,y flotar con la niebla dorada en átomos leves cual ella deshecho.Cuando miro de noche en el fondo obscuro del cielolas estrellas temblar, como ardientes pupilas de fuego,me parece posible a do brillan subir en un vuelo,y anegarme en su luz, y con ella en lumbre encendido fundirme en un besoEn el mar en la duda en que bogo ni aún se lo que creo:¡Sin embargo, estas ansias me dicen que yo llevo algo divino aquí dentro

RIMA 2

Besa el aura que gime blandamente las leves ondas que jugando riza el sol besa a la nube de occidente y de púrpura y oro la matiza. la llama en derredor del tronco ardiente por besar a otra llama se desliza. y hasta el sauce inclinándose a su peso al río que lo besa, vuelve un beso.

RIMA 3

Los invisibles átomos del aire en derredor palpitan y se inflaman el cielo se deshace en rayos de oro la tierra se estremece alborozada Oigo flotando en olas de armonía rumor de besos y batir de alas, mis párpados se cierran...¿Qué sucede? ¿Dime?... ¡Silencio!... ¿Es el amor que pasa?

RIMA 4

Yo soy ardiente, yo soy morena, yo soy el símbolo de la pasión; de ansia de goces mi alma está llena; ¿a mí me buscas? -No es a ti; no - Mi frente es pálida; mis trenzas de oro puedo brindarte dichas sin fin; yo de ternura guardo un tesoro; ¿a mí me llamas? -No; no es a ti. - Yo soy un sueño, un imposible, vano fantasma de niebla y luz; soy incorpórea, soy intangible; no puedo amarte. -¡Oh, ven; ven tú!

RIMA 5

Tu pupila es azul, y cuando ríes, su claridad suave me recuerda el trémulo fulgor de la mañana que en el mar se refleja. Tu pupila es azul, y cuando lloras, las transparentes lágrimas en ella se me figuran gotas de rocío sobre una violeta. Tu pupila es azul, y si en su fondo como un punto de luz radia una idea me parece, en el cielo de la tarde, ¡una perdida estrella!

RIMA 6

Te vi un punto, y, flotando ante mis ojos, la imagen de tus ojos se quedó, como la mancha obscura, orlada en el fuego, que flota y ciega si se mira al sol. Adondequiera que la vista fijo, torno a ver tus pupilas llamear; mas no te encuentro a ti; que es tu mirada: unos ojos, los tuyos, nada más. De mi alcoba en el ángulo los miro desasidos fantásticos lucir; cuando duermo los siento que se ciernen de par en par abiertos sobre mí. Yo sé que hay fuegos faustos que en la noche llevan al caminante a perecer: yo me siento arrastrado por mis ojos pero a donde me arrastran, no lo sé.

RIMA 7

Cendal flotante de leve bruma, rizada cinta de blanca espuma, rumor sonoro de arpa de oro, beso del aura, onda de luz, eso eres tú. Tú, sombra aérea que cuantas veces voy a tocarte, te desvaneces como la llama, como el sonido, como la niebla, como un gemido del lago azul. En mar sin playas onda sonante, en el vacío cometa errante, largo lamento. Del ronco viento, ansia perpetua de algo mejor, Eso soy yo. ¡Yo, que a tus ojos, en mi agonía los ojos vuelvo de noche y día yo, que incansable como demente tras una sombra, tras la hija ardiente de una visión!

RIMA 8

Fatigada del baile,encendido el color, breve el aliento, apoyada en mi brazo,del salón se detuvo en un extremo Entre la leve gasaque levantaba el palpitante seno,una flor se mecíaen compasado y dulce movimiento. Como cuna de nácarque empuja al mar y que acaricia el céfiro tal vez allí dormíaal soplo de sus labios entreabiertos. ¡Oh! ¡Quién así, pensaba,dejar pudiera deslizarse el tiempo! ¡Oh, si las flores duermen, qué dulcísimo sueño!

RIMA 9

¿Qué es poesía?, dices mientras clavas en mi pupila tu pupila azul. ¿Que es poesía?, Y tú me lo preguntas? Poesía... eres tú.

RIMA 10

Es cuestión de palabras, y, no obstante, ni tú ni yo jamás, después de lo pasado, convendremos en quién la culpa está. ¡Lástima que el amor un diccionario no tenga dónde hallar cuando el orgullo es simplemente orgullo y cuando es dignidad!

CUENTOS DE JULIO CORTAZAR

NO SE CULPE A NADIE

El frío complica siempre las cosas, en verano se está tan cerca del mundo, tan piel contra piel, pero ahora a las seis y media su mujer lo espera en una tienda para elegir un regalo de casamiento, ya es tarde y se da cuenta de que hace fresco, hay que ponerse el pulóver azul, cualquier cosa que vaya bien con el traje gris, el otoño es un ponerse y sacarse pulóveres, irse encerrando, alejando. Sin ganas silba un tango mientras se aparta de la ventana abierta, busca el pulóver en el armario y empieza a ponérselo delante del espejo. No es fácil, a lo mejor por culpa de la camisa que se adhiere a la lana del pulóver, pero le cuesta hacer pasar el brazo, poco a poco va avanzando la mano hasta que al fin asoma un dedo fuera del puño de lana azul, pero a la luz del atardecer el dedo tiene un aire como de arrugado y metido para adentro, con una uña negra terminada en punta. De un tirón se arranca la manga del pulóver y se mira la mano como si no fuese suya, pero ahora que está fuera del pulóver se ve que es su mano de siempre y él la deja caer al extremo del brazo flojo y se le ocurre que lo mejor será meter el otro brazo en la otra manga a ver si así resulta más sencillo. Parecería que no lo es porque apenas la lana del pulóver se ha pegado otra vez a la tela de la camisa, la falta de costumbre de empezar por la otra manga dificulta todavía más la operación, y aunque se ha puesto a silbar de nuevo para distraerse siente que la mano avanza apenas y que sin alguna maniobra complementaria no conseguir hacerla llegar nunca a la salida. Mejor todo al mismo tiempo, agachar la cabeza para calzarla a la altura del cuello del pulóver a la vez que mete el brazo libre en la otra manga enderezándola y tirando simultáneamente con los dos brazos y el cuello. En la repentina penumbra azul que lo envuelve parece absurdo seguir silbando, empieza a sentir como un calor en la cara aunque parte de la cabeza ya debería estar afuera, pero la frente y toda la cara siguen cubiertas y las manos andan apenas por la mitad de las mangas. por más que tira nada sale afuera y ahora se le ocurre pensar que a lo mejor se ha equivocado en esa especie de cólera irónica con que reanudó la tarea, y que ha hecho la tontería de meter la cabeza en una de las mangas y una mano en el cuello del pulóver. Si fuese así su mano tendría que salir fácilmente pero aunque tira con todas sus fuerzas no logra hacer avanzar ninguna de las dos manos aunque en cambio parecería que la cabeza está a punto de abrirse paso porque la lana azul le aprieta ahora con una fuerza casi irritante la nariz y la boca, lo sofoca más de lo que hubiera podido imaginarse, obligándolo a respirar profundamente mientras la lana se va humedeciendo contra la boca, probablemente desteñirá y le manchará la cara de azul. Por suerte en ese mismo momento su mano derecha asoma al aire al frío de afuera, por lo menos ya hay una afuera aunque la otra siga apresada en la manga, quizá era cierto que su mano derecha estaba metida en el cuello del pulóver por eso lo que él creía el cuello le está apretando de esa manera la cara sofocándolo cada vez más, y en cambio la mano ha podido salir fácilmente. De todos modos y para estar seguro lo único que puede hacer es seguir abriéndose paso respirando a fondo y dejando escapar el aire poco a poco, aunque sea absurdo porque nada le impide respirar perfectamente salvo que el aire que traga está mezclado con pelusas de lana del cuello o de la manga del pulóver, y además hay el gusto del pulóver, ese gusto azul de la lana que le debe estar manchando la cara ahora que la humedad del aliento se mezcla cada vez más con la lana, y aunque no puede verlo porque si abre los ojos las pestañas tropiezan dolorosamente con la lana, está seguro de que el azul le va envolviendo la boca mojada, los agujeros de la nariz, le gana las mejillas, y todo eso lo va llenando de ansiedad y quisiera terminar de ponerse de una vez el pulóver sin contar que debe ser tarde y su mujer estar impacientándose en la puerta de la tienda. Se dice que lo más sensato es concentrar la atención en su mano derecha, porque esa mano por fuera del pulóver está en contacto con el aire frío de la habitación es como un anuncio de que ya falta poco y además puede ayudarlo, ir subiendo por la espalda hasta aferrar el borde inferior del pulóver con ese movimiento clásico que ayuda a ponerse cualquierpulóver tirando enérgicamente hacia abajo. Lo malo es que aunque la mano palpa la espalda buscando el borde de lana, parecería que el pulóver ha quedado completamente arrollado cerca del cuello y lo único que encuentra la mano es la camisa cada vez más arrugada y hasta salida en parte del pantalón, y de poco sirve traer la mano y querer tirar de la delantera del pulóver porque sobre el pecho no se siente más que la camisa, el pulóver debe haber pasado apenas por los hombros y estará ahi arrollado y tenso como si él tuviera los hombros demasiado anchos para ese pulóver lo que en definitiva prueba que realmente se ha equivocado y ha metido una mano en el cuello y la otra en una manga, con lo cual la distancia que va del cuello a una de las mangas es exactamente la mitad de la que va de una manga a otra, y eso explica que él tenga la cabeza un poco ladeada a la izquierda, del lado donde la mano sigue prisionera en la manga, si es la manga, y que en cambio su mano derecha que ya está afuera se mueva con toda libertad en el aire aunque no consiga hacer bajar el pulóver que sigue como arrollado en lo alto de su cuerpo. Irónicamente se le ocurre que si hubiera una silla cerca podría descansar y respirar mejor hasta ponerse del todo el pulóver, pero ha perdido la orientación después de haber girado tantas veces con esa especie de gimnasia eufórica que inicia siempre la colocación de una prenda de ropa y que tiene algo de paso de baile disimulado, que nadie puede reprochar porque responde a una finalidad utilitaria y no a culpables tendencias coreográficas. En el fondo la verdadera solución sería sacarse el pulóver puesto que no ha podido ponérselo, y comprobar la entrada correcta de cada mano en las mangas y de la cabeza en el cuello, pero la mano derecha desordenadamente sigue yendo y viniendo como si ya fuera ridículo renunciar a esa altura de las cosas, y en algún momento hasta obedece y sube a la altura de la cabeza y tira hacia arriba sin que él comprenda a tiempo que el pulóver se le ha pegado en la cara con esa gomosidad húmeda del aliento mezclado con el azul de la lana, y cuando la mano tira hacia arriba es un dolor como si le desgarraran las orejas y quisieran arrancarle las pestañas. Entonces más despacio, entonces hay que utilizar la mano metida en la manga izquierda, si es la manga y no el cuello, y para eso con la mano derecha ayudar a la mano izquierda para que pueda avanzar por la manga o retroceder y zafarse, aunque es casi imposible coordinar los movimientos de las dos manos, como si la mano izqulerda fuese una rata metida en una jaula y desde afuera otra rata quisiera ayudarla a escaparse, a menos que en vez de ayudarla la esté mordiendo porque de golpe le duele la mano prisionera y a la vez la otra mano se hinca con todas sus fuerzas en eso que debe ser su mano y que le duele, le duele a tal punto que renuncia a quitarse el pulóver, prefiere intentar un último esfuerzo para sacar la cabeza fuera del cuello y la rata izquierda fuera de la jaula y lo intenta luchando con todo el cuerpo, echándose hacia adelante y hacia atrás, girando en medio de la habitación, si es que está en el medio porque ahora alcanza a pensar que la ventana ha quedado abierta y que es peligroso seguir girando a ciegas, prefiere detenerse aunque su mano derecha siga yendo y viniendo sin ocuparse del pulóver, áunque su mano izquierda le duela cada vez más como si tuviera los dedos mordidos o quemados, y sin embargo esa mano le obedece, contrayendo poco a poco los dedos lacerados alcanza a aferrar a través de la manga el borde del pulóver arrollado en el hombro, tira hacia abajo casi sin fuerza, le duele demasiado y haría falta que la mano derecha ayudara en vez de trepar o bajar inútilmente por las piernas en vez de pellizcarle el muslo como lo está haciendo, arañándolo y pellizcándolo a través de la ropa sin que pueda impedírselo porque toda su voluntad acaba en la mano izquierda, quizá ha caído de rodillas y se siente como colgado de la mano izquierda que tira una vez más del pulóver y de golpe es el frío en las cejas y en la frente, en los ojos, absurdamente no quiere abrir los ojos pero sabe que ha salido fuera, esa materia fria, esa delicia es el aire libre, y no quiere abrir los ojos y espera un segundo, dos segundos, se deja vivir en un tiempo frío y diferente, el tiempo de fuera del pulóver, está de rodillas y es hermoso estar así hasta que poco a poco agradecidamente entreabre los ojos libres de la baba azul de la lana de adentro, entreabre los ojos y ve las cinco uñas negras suspendidas apuntando a sus ojos, vibrando en el aire antes de saltar contra sus ojos, y tiene el tiempo de bajar los párpados y echarse atrás cubriéndose con la mano izquierda que es su mano, que es todo lo que le queda para que lo defienda desde dentro de la manga, para que tire hacia arriba el cuello del pulóver y la baba azul le envuelva otra vez la cara mientras se endereza para huir a otra parte, para llegar por fin a alguna parte sin mano y sin pulóver, donde solamente haya un aire fragoroso que lo envuelva y lo acompañe y lo acaricie y doce pisos.

CARTA A UNA SEÑORITA EN PARIS

Andrée, yo no quería venirme a vivir a su departamento de la calle Suipacha. No tanto por los conejitos, más bien porque me duele ingresar en un orden cerrado, construido ya hasta en las más finas mallas del aire, esas que en su casa preservan la música de la lavanda, el aletear de un cisne con polvos, el juego del violín y la viola en el cuarteto de Rará. Me es amargo entrar en un ámbito donde alguien que vive bellamente lo ha dispuesto todo como una reiteración visible de su alma, aquí los libros (de un lado en español, del otro en francés e inglés), allí los almohadones verdes, en este preciso sitio de la mesita el cenicero de cristal que parece el corte de una pompa de jabón, y siempre un perfume, un sonido, un crecer de plantas, una fotografía del amigo muerto, ritual de bandejas con té y tenacillas de azúcar... Ah, querida Andrée, qué difícil oponerse, aun aceptándolo con entera sumisión del propio ser, al orden minucioso que una mujer instaura en su liviana residencia. Cuán culpable tomar una tacita de metal y ponerla al otro extremo de la mesa, ponerla allí simplemente porque uno ha traído sus diccionarios ingleses y es de este lado, al alcance de la mano, donde habrán de estar. Mover esa tacita vale por un horrible rojo inesperado en medio de una modulación de Ozenfant, como si de golpe las cuerdas de todos los contrabajos se rompieran al mismo tiempo con el mismo espantoso chicotazo en el instante más callado de una sinfonía de Mozart. Mover esa tacita altera el juego de relaciones de toda la casa, de cada objeto con otro, de cada momento de su alma con el alma entera de la casa y su habitante lejana. Y yo no puedo acercar los dedos a un libro, ceñir apenas el cono de luz de una lámpara, destapar la caja de música, sin que un sentimiento de ultraje y desafio me pase por los ojos como un bando de gorriones.
Usted sabe por qué vine a su casa, a su quieto salón solicitado de mediodía. Todo parece tan natural, como siempre que no se sabe la verdad. Usted se ha ido a París, yo me quedé con el departamento de la calle Suipacha, elaboramos un simple y satisfactorio plan de mutua convivencia hasta que septiembre la traiga de nuevo a Buenos Aires y me lance a mí a alguna otra casa donde quizá... Pero no le escribo por eso, esta carta se la envío a causa de los conejitos, me parece justo enteraría; y porque me gusta escribir cartas, y tal vez porque llueve.
Me mudé el jueves pasado, a las cinco de la tarde, entre niebla y hastío. He cerrado tantas maletas en mi vida, me he pasado tantas horas haciendo equipajes que no llevaban a ninguna parte, que el jueves fue un día lleno de sombras y correas, porque cuando yo veo las correas de las valijas es como si viera sombras, elementos de un látigo que me azota indirectamente, de la manera más sutil y más horrible. Pero hice las maletas, avisé a la mucama que vendría a instalarme, y subí en el ascensor. Justo entre el primero y segundo piso sentí que iba a vomitar un conejito. Nunca se lo había explicado antes, no crea que por deslealtad, pero naturalmente uno no va a ponerse a explicarle a la gente que de cuando en cuando vomita un conejito. Como siempre me ha sucedido estando a solas, guardaba el hecho igual que se guardan tantas constancias de lo que acaece (o hace uno acaecer) en la privacía total. No me lo reproche, Andrée, no me lo reproche. De cuando en cuando me ocurre vomitar un conejito. No es razón para no vivir en cualquier casa, no es razón para que uno tenga que avergonzarse y estar aislado y andar callándose.
Cuando siento que voy a vomitar un conejito me pongo dos dedos en la boca como una pinza abierta, y espero a sentir en la garganta la pelusa tibia que sube como una efervescencia de sal de frutas. Todo es veloz e higiénico, transcurre en un brevísimo instante. Saco los dedos de la boca, y en ellos traigo sujeto por las orejas a un conejito blanco. El conejito parece contento, es un conejito normal y perfecto, sólo que muy pequeño, pequeño como un conejilo de chocolate pero blanco y enteramente un conejito. Me lo pongo en la palma de la mano, le alzo la pelusa con una caricia de los dedos, el conejito parece satisfecho de haber nacido y bulle y pega el hocico contra mi piel, moviéndolo con esa trituración silenciosa y cosquilleante del hocico de un conejo contra la piel de una mano. Busca de comer y entonces yo (hablo de cuando esto ocurría en mi casa de las afueras) lo saco conmigo al balcón y lo pongo en la gran maceta donde crece el trébol que a propósito he sembrado. El conejito alza del todo sus orejas, envuelve un trébol tierno con un veloz molinete del hocico, y yo sé que puedo dejarlo e irme, continuar por un tiempo una vida no distinta a la de tantos que compran sus conejos en las granjas.
Entre el primero y segundo piso, Andrée, como un anuncio de lo que sería mi vida en su casa, supe que iba a vomitar un conejito. En seguida tuve miedo (¿o era extrañeza? No, miedo de la misma extrañeza, acaso) porque antes de dejar mi casa, sólo dos días antes, había vomitado un conejito y estaba seguro por un mes, por cinco semanas, tal vez seis con un poco de suerte. Mire usted, yo tenía perfectamente resuelto el problema de los conejitos. Sembraba trébol en el balcón de mi otra casa, vomitaba un conejito, lo ponía en el trébol y al cabo de un mes, cuando sospechaba que de un momento a otro... entonces regalaba el conejo ya crecido a la señora de Molina, que creía en un hobby y se callaba. Ya en otra maceta venía creciendo un trébol tierno y propicio, yo aguardaba sin preocupación la mañana en que la cosquilla de una pelusa subiendo me cerraba la garganta, y el nuevo conejito repetía desde esa hora la vida y las costumbres del anterior. Las costumbres, Andrée, son formas concretas del ritmo, son la cuota del ritmo que nos ayuda a vivir. No era tan terrible vomitar conejitos una vez que se había entrado en el ciclo invariable, en el método. Usted querrá saber por qué todo ese trabajo, por qué todo ese trébol y la señora de Molina. Hubera sido preferible matar en seguida al conejito y... Ah, tendría usted que vomitar tan sólo uno, tomarlo con dos dedos y ponérselo en la mano abierta, adherido aún a usted por el acto mismo, por el aura inefable de su proximidad apenas rota. Un mes distancia tanto; un mes es tamaño, largos pelos, saltos, ojos salvajes, diferencia absoluta Andrée, un mes es un conejo, hace de veras a un conejo; pero el minuto inicial, cuando el copo tibio y bullente encubre una presencia inajenable... Como un poema en los primeros minutos, el fruto de una noche de Idumea: tan de uno que uno mismo... y después tan no uno, tan aislado y distante en su llano mundo blanco tamaño carta.
Me decidí, con todo, a matar el conejito apenas naciera. Yo viviría cuatro meses en su casa: cuatro -quizá, con suerte, tres- cucharadas de alcohol en el hocico. (¿Sabe usted que la misericordia permite matar instantáneamente a un conejito dándole a beber una cucharada de alcohol? Su carne sabe luego mejor, dicen, aun-que yo... Tres o cuatro cucharadas de alcohol, luego el cuarto de baño o un piquete sumándose a los desechos.)
Al cruzar el tercer piso el conejito se movía en mi mano abierta. Sara esperaba arriba, para ayudarme a entrar las valijas... ¿Cómo explicarle que un capricho, una tienda de animales? Envolví el conejito en mi pañuelo, lo puse en el bolsillo del sobretodo dejando el sobretodo suelto para no oprimirlo. Apenas se movía. Su menuda conciencia debía estarle revelando hechos importantes: que la vida es un movimiento hacia arriba con un click final, y que es también un cielo bajo, blanco, envolvente y oliendo a Lavanda, en el fondo de un pozo tibio.
Sara no vio nada, la fascinaba demasiado el arduo problema de ajustar su sentido del orden a mi valija-ropero, mis papeles y mi displicencia ante sus elaboradas explicaciones donde abunda la expresión «por ejemplo». Apenas pudee me encerré en el baño; matarlo ahora. Una fina zona de calor rodeaba el pañuelo, el conejito era blanquísimo y creo que más lindo que los otros. No me miraba, solamente bullía y estaba contento, lo que era el más horrible modo de mirarme. Lo encerré en el botiquín vacío y me volví para desempacar, desorientado pero no infeliz, no culpable, no jabonándome las manos para quitarles una última convulsión.
Comprendí que no podía matarlo. Pero esa misma noche vomité un conejito negro. Y dos días después uno blanco. Y a la cuarta noche un conejito gris.
Usted ha de amar el bello armario de su dormitorio, con la gran puerta que se abre generosa, las tablas vacías a la espera de mi ropa. Ahora los tengo ahí. Ahí dentro. Verdad que parece imposible; ni Sara lo creería. Porque Sara nada sospecha, y el que no sospeche nada procede de mi horrible tarea, una tarea que se lleva mis días y mis noches en un solo golpe de rastrillo y me va calcinando por dentro y endureciendo como esa estrella de mar que ha puesto usted sobre la bañera y que a cada baño parece llenarle a uno el cuerpo de sal y azotes de sol y grandes rumores de la profundidad.
De día duermen. Hay diez. De día duermen. Con la puerta cerrada, el armario es una noche diurna solamente para ellos, allí duermen su noche con sosegada obediencia. Me llevo las llaves del dormitorio al partir a mi empleo. Sara debe creer que desconfío de su honradez y me mira dubitativa, se le ve todas las mañanas que está por decirme algo, pero al final se calla y yo estoy tan contento. (Cuando arregla el dormitorio, de nueve a diez, hago ruido en el salón, pongo un disco de Benny Carter que ocupa toda la atmósfera, y como Sara es también amiga de saetas y pasodobles, el armario parece silencioso y acaso lo esté, porque para los conejitos transcurre ya la noche y el descanso.)
Su día principia a esa hora que sigue a la cena, cuando Sara se lleva la bandeja con un menudo tintinear de tenacillas de azúcar, me desea buenas noches -sí, me las desea, Andrée, lo más amargo es que me desea las buenas noches- y se encierra en su cuarto y de pronto estoy yo solo, solo con el armario condenado, solo con mi deber y mi tristeza.
Los dejo salir, lanzarse ágiles al asalto del salón, oliendo vivaces el trébol que ocultaban mis bolsillos y ahora hace en la alfombra efímeras puntillas que ellos alteran, remueven, acaban en un momento. Comen bien, callados y correctos, hasta ese instante nada tengo que decir, los miro solamente desde el sofá, con un libro inútil en la mano -yo que quería leerme todos sus Giraudoux, Andrée, y la historia argentina de López que tiene usted en el anaquel más bajo-; y se comen el trébol.
Son diez. Casi todos blancos. Alzan la tibia cabeza hacia las lámparas del salón, los tres soles inmóviles de su día, ellos que aman la luz porque su noche no tiene luna ni estrellas ni faroles. Miran su triple sol y están contentos. Así es que saltan por la alfombra, a las sillas, diez manchas livianas se trasladan como una moviente constelación de una parte a otra, mientras yo quisiera verlos quietos, verlos a mis pies y quietos -un poco el sueño de todo dios, Andrée, el sueño nunca cumplido de los dioses-, no así insinuándose detrás del retrato de Miguel de Unamuno, en torno al jarrón verde claro, por la negra cavidad del escritorio, siempre menos de diez, siempre seis u ocho y yo preguntándome dónde andarán los dos que faltan, y si Sara se levantara por cualquier cosa, y la presidencia de Rivadavia que yo quería leer en la historia de López.
No sé cómo resisto, Andrée. Usted recuerda que vine a descansar a su casa. No es culpa mía si de cuando en cuando vomito un conejito, si esta mudanza me alteró también por dentro -no es nominalismo, no es magia, solamente que las cosas no se pueden variar así de pronto, a veces las cosas viran brutalmente y cuando usted esperaba la bofetada a la derecha-. Así, Andrée, o de otro modo, pero siempre así.
Le escribo de noche. Son las tres de la tarde, pero le escribo en la noche de ellos. De día duermen ¡ Qué alivio esta oficina cubierta de gritos, órdenes, máquinas Royal, vicepresidentes y mimeógrafos! Qué alivio, qué paz, qué horror, Andrée! Ahora me llaman por teléfono, son los amigos que se inquietan por mis noches recoletas, es Luis que me invita a caminar o Jorge que me guarda un concierto. Casi no me atrevo a decirles que no, invento prolongadas e ineficaces historias de mala salud, de traducciones atrasadas, de evasión Y cuando regreso y subo en el ascensor ese tramo, entre el primero y segundo piso me formulo noche a noche irremediablemente la vaina esperanza de que no sea verdad.
Hago lo que puedo para que no destrocen sus cosas. Han roído un poco los libros del anaquel más bajo, usted los encontrará disimulados para que Sara no se dé cuenta. ¿Quería usted mucho su lámpara con el vientre de porcelana lleno de mariposas y caballeros antiguos? El trizado apenas se advierte, toda la noche trabajé con un cemento especial que me vendieron en una casa inglesa -usted sabe que las casas inglesas tienen los mejores cementos- y ahora me quedo al lado para que ninguno la alcance otra vez con las patas (es casi hermoso ver cómo les gusta pararse, nostalgia de lo humano distante, quizá imitación de su dios ambulando y mirándolos hosco; además usted habrá advertido -en su infancia, quizá- que se puede dejar a un conejito en penitencia contra la pared, parado, las patitas apoyadas y muy quieto horas y horas).
A las cinco de la mañana (he dormido un poco, tirado en el sofá verde y despertándome a cada carrera afelpada, a cada tintineo) los pongo en el armario y hago la limpieza. Por eso Sara encuentra todo bien aunque a veces le he visto algún asombro contenido, un quedarse mirando un objeto, una leve decoloración en la alfombra y de nuevo el deseo de preguntarme algo, pero yo silbando las variaciones sinfónicas de Franck, de manera que nones. Para qué contarle, Andrée, las minucias desventuradas de ese amanecer sordo y vegetal, en que camino entredormido levantando cabos de trébol, hojas sueltas, pelusas blancas, dándome contra los muebles, loco de sueño, y mi Gide que se atrasa, Troyat que no he traducido, y mis respuestas a una señora lejana que estará preguntándose ya si... para qué seguir todo esto, para qué seguir esta carta que escribo entre teléfonos y entrevistas.
Andrée, querida Andrée, mi consuelo es que son diez y ya no más. Hace quince días contuve en la palma de la mano un último conejito, después nada, solamente los diez conmigo, su diurna noche y creciendo, ya feos y naciéndoles el pelo largo, ya adolescentes y llenos de urgencias y caprichos, saltando sobre el busto de Antinoo (¿es Antinoo, verdad, ese muchacho que mira ciegamente?) o perdiéndose en el living, donde sus movimientos crean ruidos resonantes, tanto que de allí debo echarlos por miedo a que los oiga Sara y se me aparezca horripilada, tal vez en camisón -porque Sara ha de ser así, con camisón- y entonces... Solamente diez, piense usted esa pequeña alegría que tengo en medio de todo, la creciente calma con que franqueo de vuelta los rígidos cielos del primero y el segundo piso.
Interrumpí esta carta porque debía asistir a una tarea de comisiones. La continúo aquí en su casa, Andrée, bajo una sorda grisalla de amanecer. ¿Es de veras el día siguiente, Andrée? Un trozo en blanco de la página será para usted el intervalo, apenas el puente que une mi letra de ayer a mi letra de hoy. Decirle que en ese intervalo todo se ha roto, donde mira usted el puente fácil oigo yo quebrarse la cintura furiosa del agua, para mí este lado del papel, este lado de mi carta no continúa la calma con que venía yo escribiéndole cuando la dejé para asistir a una tarea de comisiones. En su cúbica noche sin tristeza duermen once conejitos; acaso ahora mismo, pero no, no ahora - En el ascensor, luego, o al entrar; ya no importa dónde, si el cuándo es ahora, si puede ser en cualquier ahora de los que me quedan.
Basta ya, he escrito esto porque me importa probarle que no fui tan culpable en el destrozo insalvable de su casa. Dejaré esta carta esperándola, sería sórdido que el correo se la entregara alguna clara mañana de París. Anoche di vuelta los libros del segundo estante, alcanzaban ya a ellos, parándose o saltando, royeron los lomos para afilarse los dientes -no por hambre, tienen todo el trébol que les compro y almaceno en los cajones del escritorio. Rompieron las cortinas, las telas de los sillones, el borde del autorretrato de Augusto Torres, llenaron de pelos la alfombra y también gritaron, estuvieron en círculo bajo la luz de la lámpara, en círculo y como adorándome, y de pronto gritaban, gritaban como yo no creo que griten los conejos.
He querido en vano sacar los pelos que estropean la alfombra, alisar el borde de la tela roída, encerrarlos de nuevo en el armario. El día sube, tal vez Sara se levante pronto. Es casi extraño que no me importe verlos brincar en busca de juguetes. No tuve tanta culpa, usted verá cuando llegue que muchos de los destrozos están bien reparados con el cemento que compré en una casa inglesa, yo hice lo que pude para evitarle un enojo... En cuanto a mí, del diez al once hay como un hueco insuperable. Usted ve: diez estaba bien, con un armario, trébol y esperanza, cuántas cosas pueden construirse. No ya con once, porque decir once es seguramente doce, Andrée, doce que serán trece. Entonces está el amanecer y una fría soledad en la que caben la alegría, los recuerdos, usted y acaso tantos más. Está este balcón sobre Suipacha lleno de alba, los primeros sonidos de la ciudad. No creo que les sea difícil juntar once conejitos salpicados sobre los adoquines, tal vez ni se fijen en ellos, atareados con el otro cuerpo que conviene llevarse pronto, antes de que pasen los primeros colegiales.

CUENTO DE JORGE LUIS BORGES



EL MUERTO

Que un hombre del suburbio de Buenos Aires, que un triste compadrito sin más virtud que la infatuación del coraje, se interne en los desiertos ecuestres de la frontera del Brasil y llegue a capitán de contrabandistas, parece de antemano imposible. A quienes lo entienden así, quiero contarles el destino de Benjamin Otálora, de quien acaso no perdura un recuerdo en el barrio de Balvanera y que murió en su ley, de un balazo, en los confines de Río Grande do Sul. Ignoro los detalles de su aventura; cuando me sean revelados, he de rectificar y ampliar estas páginas. Por ahora, este resumen puede ser útil.Benjamín Otálora cuenta, hacia 1891, diecinueve años. Es un mocetón de frente mezquina, de sinceros ojos claros, de reciedumbre vasca; una puñalada feliz le ha revelado que es un hombre valiente; no lo inquieta la muerte de su contrario, tampoco la inmediata necesidad de huir de la República. El caudillo de la parroquia le da una carta para un tal Azevedo Bandeira, del Uruguay. Otálora se embarca, la travesía es tormentosa y crujiente; al otro día, vaga por las calles de Montevideo, con inconfesada y tal vez ignorada tristeza. No da con Azevedo Bandeira; hacia la medianoche, en un almacén del Paso del Molino, asiste a un altercado entre unos troperos. Un cuchillo relumbra; Otálora no sabe de qué lado está la razón, pero lo atrae el puro sabor del peligro, como a otros la baraja o la música. Para, en el entrevero, una puñalada baja que un peón le tira a un hombre de galera oscura y de poncho. Éste, después, resulta ser Azevedo Bandeira. (Otálora, al saberlo, rompe la carta, porque prefiere debérselo todo a sí mismo.Azevedo Bandeira da, aunque fornido, la injustificable impresión de ser contrahecho; en su rostro, siempre demasiado cercano, están el judío, el negro y el indio; en su empaque, el mono y el tigre; la cicatriz que le atraviesa la cara es un adorno más, como el negro bigote cerdoso.Proyección o error del alcohol, el altercado cesa con la misma rapidez con que se produjo. Otálora bebe con los troperos y luego los acompaña a una farra y luego a un caserón en la Ciudad Vieja, ya con el sol bien alto. En el último patio, que es de tierra, los hombres tienden su recado para dormir. Oscuramente, Otálora compara esa noche con la anterior; ahora ya pisa tierra firme, entre amigos. Lo inquieta algún remordimiento, eso sí, de no extrañar a Buenos Aires. Duerme hasta la oración, cuando lo despierta el paisano que agredió, borracho, a Bandeira. (Otálora recuerda que ese hombre ha compartido con los otros la noche de tumulto y de júbilo y que Bandeira lo sentó a su derecha y lo obligó a seguir bebiendo.) El hombre le dice que el patrón lo manda buscar. En una suerte de escritorio que da al zaguán (Otálora nunca ha visto un zaguán con puertas laterales) está esperándolo Azevedo Bandeira, con una clara y desdeñosa mujer de pelo colorado. Bandeira lo pondera, le ofrece una copa de caña, le repite que le está pareciendo un hombre animoso, le propone ir al Norte con los demás a traer una tropa. Otálora acepta; hacia la madrugada están en camino, rumbo a Tacuarembó.Empieza entonces para Otálora una vida distinta, una vida de vastos amaneceres y de jornadas que tienen el olor del caballo. Esa vida es nueva para él, y a veces atroz, pero ya está en su sangre, porque lo mismo que los hombres de otras naciones veneran y presienten el mar, así nosotros (también el hombre que entreteje estos símbolos) ansiamos la llanura inagotable que resuena bajo los cascos. Otálora se ha criado en los barrios del carrero y del cuarteador; antes de un año se hace gaucho. Aprende a jinetear, a entropillar la hacienda, a carnear, a manejar el lazo que sujeta y las boleadoras que tumban, a resistir el sueño, las tormentas, las heladas y el sol, a arrear con el silbido y el grito. Sólo una vez, durante ese tiempo de aprendizaje, ve a Azevedo Bandeira, pero lo tiene muy presente, porque ser hombre de Bandeira es ser considerado y temido, y porque, ante cualquier hombrada, los gauchos dicen que Bandeira lo hace mejor. Alguien opina que Bandeira nació del otro lado del Cuareim, en Rio Grande do Sul; eso, que debería rebajarlo, oscuramente lo enriquece de selvas populosas, de ciénagas, de inextricable y casi infinitas distancias. Gradualmente, Otálora entiende que los negocios de Bandeira son múltiples y que el principal es el contrabando. Ser tropero es ser un sirviente; Otálora se propone ascender a contrabandista. Dos de los compañeros, una noche, cruzarán la frontera para volver con unas partidas de caña; Otálora provoca a uno de ellos, lo hiere y toma su lugar. Lo mueve la ambición y también una oscura fidelidad. Que el hombre (piensa) acabe por entender que yo valgo más que todos sus orientales juntos.Otro año pasa antes que Otálora regrese a Montevideo. Recorren las orillas, la ciudad (que a Otálora le parece muy grande); llegan a casa del patrón; los hombres tienden los recados en el último patio. Pasan los días y Otálora no ha visto a Bandeira. Dicen, con temor, que está enfermo; un moreno suele subir a su dormitorio con la caldera y con el mate. Una tarde, le encomiendan a Otálora esa tarea. Éste se siente vagamente humillado, pero satisfecho también.El dormitorio es desmantelado y oscuro. Hay un balcón que mira al poniente, hay una larga mesa con un resplandeciente desorden de taleros, de arreadores, de cintos, de armas de fuego y de armas blancas, hay un remoto espejo que tiene la luna empañada. Bandeira yace boca arriba; sueña y se queja; una vehemencia de sol último lo define. El vasto lecho blanco parece disminuirlo y oscurecerlo; Otálora nota las canas, la fatiga, la flojedad, las grietas de los años. Lo subleva que los esté mandando ese viejo. Piensa que un golpe bastaría para dar cuenta de él. En eso, ve en el espejo que alguien ha entrado. Es la mujer de pelo rojo; está a medio vestir y descalza y lo observa con fría curiosidad. Bandeira se incorpora; mientras habla de cosas de la campaña y despacha mate tras mate, sus dedos juegan con las trenzas de la mujer. Al fin, le da licencia a Otálora para irse.Días después, les llega la orden de ir al Norte. Arriban a una estancia perdida, que está como en cualquier lugar de la interminable llanura. Ni árboles ni un arroyo la alegran, el primer sol y el último la golpean. Hay corrales de piedra para la hacienda, que es guampuda y menesterosa. "El Suspiro" se llama ese pobre establecimiento. Otálora oye en rueda de peones que Bandeira no tardará en llegar de Montevideo. Pregunta por qué; alguien aclara que hay un forastero agauchado que está queriendo mandar demasiado. Otálora comprende que es una broma, pero le halaga que esa broma ya sea posible. Averigua, después, que Bandeira se ha enemistado con uno de los jefes políticos y que éste le ha retirado su apoyo. Le gusta esa noticia.Llegan cajones de armas largas; llegan una jarra y una palangana de plata para el aposento de la mujer; llegan cortinas de intrincado damasco; llega de las cuchillas, una mañana, un jinete sombrío, de barba cerrada y de poncho. Se llama Ulpiano Suárez y es el capanga o guardaespaldas de Azevedo Bandeira. Habla muy poco y de una manera abrasilerada. Otálora no sabe si atribuir su reserva a hostilidad, a desdén o a mera barbarie. Sabe, eso si, que para el plan que está maquinando tiene que ganar su amistad. Entra después en el destino de Benjamin Otálora un colorado cabos negros que trae del sur Azevedo Bandeira y que luce apero chapeado y carona con bordes de piel de tigre. Ese caballo liberal es un símbolo de la autoridad del patrón y por eso lo codicia el muchacho, que llega también a desear, con deseo rencoroso, a la mujer de pelo resplandeciente. La mujer, el apero y el colorado son atributos o adjetivos de un hombre que él aspira a destruir.Aquí la historia se complica y se ahonda. Azevedo Bandeira es diestro en el arte de la intimidación progresiva, en la satánica maniobra de humillar al interlocutor gradualmente, combinando veras y burlas; Otálora resuelve aplicar ese método ambiguo a la dura tarea que se propone. Resuelve suplantar, lentamente, a Azevedo Bandeira. Logra, en jornadas de peligro común, la amistad de Suárez. Le confía su plan; Suárez le promete su ayuda. Muchas cosas van aconteciendo después, de las que sé unas pocas. Otálora no obedece a Bandeira; da en olvidar, en corregir, en invertir sus órdenes. El universo parece conspirar con él y apresura los hechos. Un mediodía, ocurre en campos de Tacuarembó un tiroteo con gente riograndense; Otálora usurpa el lugar de Bandeira y manda a los orientales. Le atraviesa el hombro una bala, pero esa tarde Otálora regresa al "Suspiro" en el colorado del jefe y esa tarde unas gotas de su sangre manchan la piel de tigre y esa noche duerme con la mujer de pelo reluciente. Otras versiones cambian el orden de estos hechos y niegan que hayan ocurrido en un solo día.Bandeira, sin embargo, siempre es nominalmente el jefe. Da órdenes que no se ejecutan; Benjamín Otálora no lo toca, por una mezcla de rutina y de lástima.La última escena de la historia corresponde a la agitación de la última noche de 1894. Esa noche, los hombres del "Suspiro" comen cordero recién carneado y beben un alcohol pendenciero. Alguien infinitamente rasguea una trabajosa milonga. En la cabecera de la mesa, Otálora, borracho, erige exultación sobre exultación, júbilo sobre júbilo; esa torre de vértigo es un símbolo de su irresistible destino. Bandeira, taciturno entre los que gritan, deja que fluya clamorosa la noche. Cuando las doce campanadas resuenan, se levanta como quien recuerda una obligación. Se levanta y golpea con suavidad a la puerta de la mujer. Ésta le abre en seguida, como si esperara el llamado. Sale a medio vestir y descalza. Con una voz que se afemina y se arrastra, el jefe le ordena:-Ya que vos y el porteño se quieren tanto, ahora mismo le vas a dar un beso a vista de todos.Agrega una circunstancia brutal. La mujer quiere resistir, pero dos hombres la han tomado del brazo y la echan sobre Otálora. Arrasada en lágrimas, le besa la cara y el pecho. Ulpiano Suárez ha empuñado el revólver. Otálora comprende, antes de morir, que desde el principio lo han traicionado, que ha sido condenado a muerte, que le han permitido el amor, el mando y el triunfo, porque ya lo daban por muerto, porque para Bandeira ya estaba muerto.Suárez, casi con desdén, hace fuego.

miércoles, 4 de marzo de 2009

FIGURAS RETORICAS

Perífrasis

Dice con un rodeo de palabras lo que podría decirse con menos o hasta con una sola


  • Allí los ríos caudales,allí los otros, medianosy más chicos;allegados, son iguales
    los que viven por sus manos (por los artesanos) y los ricos.
  • Doméstico es del Sol nuncio canoro
Alusión
Es la perífrasis que hace referencia a persona o cosa conocida sin nombrarla
  • Y cuando llegue el día del último viaje,y esté al partir la nave que nunca ha de tornar
Eufemismo

Es la perífrasis que se emplea para evitar una expresión penosa u horrenda, grosera o malsonante

  • Le señaló la puerta. (por echarlo de casa)
  • Pasó a mejor vida. (por morir)
Ironía
Da a entender lo contrario de lo que se dice
  • ¿Y quién duda que tenemos libertar de imprenta?¿Que quieres imprimir una esquela de muerto;más todavía, una tarjeta con todo tu nombre y tu apellido bien especificado? Nadie te lo estorba.
Sarcasmo

Es la ironía misma cuando pasa al tono amargo o mordaz, cruel, insultante

  • Gocemos, sí; la cristalina esferagira bañada en luz: ¡bella es la vida!¿Quién a parar alcanza la carreradel mundo hermoso que al placer convida?Brilla radiante el sol, la primavera,los campos pinta en la estación florida:Truéquese en risa mi dolor profundo . . .Que haya un cadaver más ¿qué importa al mundo?
Sinestesia

Es la descripción de una experiencia sensorial en términos de otra.

  • Que el alma que hablar puede con los ojostambién puede besar con la mirada.
    Sobre la tierra amargacaminos tiene el sueño . . .
  • ¡Qué tristeza de olor de jazmín!

Metáfora

Es una identificación de un objeto con otro en virtud de una relación de semejanza que hay entre ellos, es decir, una comparación.

  • El cristal del agua
  • Nuestras vidas son los ríosque van a dar a la marque es el morir

Metonimia

Es cuando se da a un objeto el nombre de otro por una relación de causa u origen.

  • Vive de su trabajo
  • Respeto las canas

Sinécdoque

Consiste en designar un objeto con el nombre de otro debido a que hay una relación de coexistencia.

  • Un rebaño de cien cabezas.

BIBLIOGRAFIA

http://www3.gettysburg.edu/~mvinuela/FigurasRet.html

martes, 24 de febrero de 2009

TRATADO SEMIOTICO

LAS REGLAS DEL JUEGO
Humberto Eco propone una serie de reglas un margen por asi decirlo que caracetiza a algo o a alguien, este patron de reglas es lo que siempre tiene que seguir, lo mismo sucede con la literatura hay autores que han escrito varios libros y siempre siguen la misma trama el mismo juego se podria llamar de como atraer al lector pero son raros lo que rompen con ese margen y logran lo que se llamaria Romper las reglas del Juego salirse de lo habitual crear algo nuevo algo que atraiga algo diferente y he ahi donde se rompe el paradigma y se crea difirencia de leer algo nuevo o leer lo de siempre.

MANIPULAICON DEL CONTENIDO
Lo llamativo para mi no he aqui donde el lector juega con uno atraves de sus escrito que nos hacen realizar las cosas que el propone, humberto eco define que es como a traves del contenido se logra obtener lo que uno espera

AMBIGUEDAD
Eco dice que es cuando se utiliza un termino pero que adopta varios significados, con la literatura ocurre lo mismo ya que a veces el escritor da una palabra y eso si depende de uno ponerse las pilas y entender que significado le esta dando en ese momento y asi tambien es como el escritor lo atrapa a uno en su juego.

AUTOREFERENCIA
Es algo que casi siempre se da en los libros porque el escritor da sus rasgos sus caracteristicas es decir se describe a si mismo a traves de sus personajes de esta manera uno logra conocer quien es o bien quien quiere ser a lo mejor quiere ser un asesino en serie pero no se anima en la vida real y lo describe en su libro con un personaje.

HIPERDECODIFICACION
Son los signo que se utilizan en una escritura, bueno en literatura vendria siendo como las palabras que el escritor utiliza y de uno depende saber su significado.

IDEOLECTO ESTETICO
A mi parecer es el mas importante ya que aui influyen la letra el estilo las imagenes y las palabras que el escritor utiliza en sus libros porque si no asocia estos elementos puede que a uno no le interese el libro en cambio si todos los elementos son apropiados el libro va a interesar a todos ya que todos estos elementos hablan banstante del libro y lo hacen interesante.

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